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Uno de los mayores logros de nuestra sociedad en las últimas décadas ha sido el protagonismo ofrecido a la consecución de la igualdad de hombres y mujeres. Dentro de ello, ha sido especialmente relevante y pieza clave la autonomía económica de las mujeres.

La pandemia ha afectado muy especialmente a esta autonomía económica de las mujeres y es fundamental analizar los efectos que puede generar tanto en las mujeres como en la sociedad general.

Se habla de un retroceso de más de una década de la participación de las mujeres en el mercado laboral en América Latina y el Caribe (véase el informe de la CEPAL La autonomía económica de las mujeres en la recuperación económica sostenible). Por lo tanto, es vital dedicar tiempo y esfuerzo en recuperar una economía que reduzca la brecha de igualdad de hombres y mujeres y que sea solidaria, modificando la percepción del papel de la mujer en la economía.

Aprovechemos este momento de cambio y de replanteamiento político, económico y social, para no dejar a nadie atrás, con políticas públicas de bienestar para las personas y políticas de empresas que pongan en el centro de atención, el tiempo que la mujer dedica a los cuidados personales, familiares y comunitarios.

Los cuidados han sido y siguen siendo el motor económico durante la pandemia y, por lo tanto, requieren un reconocimiento social y económico lo suficientemente alto como para que se lleven a cabo acciones que protejan los derechos alcanzados por y para las mujeres hasta antes de la pandemia, evitando retrocesos como el observado.